Pintxo Donostierra.
Trabajo realizado para los chefs Sergio Nieto y Cesar Ruíz (Restaurante José Luis).
Uno de los problemas que suelo encontrarme es el bloqueo que sentimos a la hora de jugar con las diferentes alturas desde donde podemos observar y fotografiar nuestro plato. De manera intuitiva disparamos en picado (en diagonal) sobre él, creando la ilusión de estar sentados a la mesa. Esta no es una mala decisión, por lo general será una buena manera de describir lo que estamos viendo pero, ¿por qué quedarnos ahí? ¿Qué pasaría si de repente nos subimos a una silla y hacemos una fotografía desde arriba, o por el contrario, me agacho hasta el nivel del plato para mirarlo de frente? Pasaría que nuestra fotografía tendría una visión a la que estamos menos acostumbrados y por lo tanto ganaría interés.
Os propongo que juguéis con tres puntos de vista distintos (jugar siempre es bien):
En Picado, que como decimos nos saldrá de manera natural y es el más descriptivo; Cenital (vista desde arriba), que nos viene genial cuando fotografiamos composiciones planas como las sopas (suele ser muy atractivos y son, quizás, las imágenes que más se alejan de nuestra idea de realidad); y, por último, A Ras o vista de hormiga, disparando a la altura de la base, esto creará muchísimo volumen y la sensación de cercanía con tu comida (suelo usarlo cuando quiero provocar cierto deseo y tentación😎). Para los amantes del foodstyle solo una recomendación, recordad que no es lo mismo emplatar para un comensal que para una fotografía. El comensal tiene plena libertad de movimiento y por lo tanto infinitos puntos de vistas, mientras que una imagen es bidimensional y solo tendrá el punto de vista que nosotros queramos darle, de manera que emplatemos teniendo en cuenta el resultado final y como se verá.